martes, 8 de enero de 2013

Trabajo Final


Mario se levantó y miró a su alrededor con evidente malestar, provocado sin lugar a dudas por la tremenda borrachera que había sufrido la pasada noche. 

- Tengo que dejar de beber de esa forma cada vez que salgo de fiesta, pensó para sí mismo.

La noche anterior había resultado muy extraña. Recordaba haber estado con una mujer, y juraría para sí mismo cómo había subido a ese piso, que tenía alquilado desde hacía diez meses, y del que ya debía cuatro pagos a su casero, acompañado. - Serán imaginaciones mías, dijo en voz alta.

Sin embargo, pronto descubriría que en efecto alguien había subido a ese piso con él la noche anterior. Tras necesitar de unos momentos para levantarse de la cama, en un intento por parecer una persona normal fue al baño y se lavó como buenamente pudo. La sorpresa llegaría al cruzar el umbral hacia el salón, cuando ante sus ojos aparecía aquella habitación, que ya de por sí normalmente no se encontraba muy ordenada, hecha una auténtica piltrafa. Los libros, lo único que habitualmente se podía vislumbrar fácilmente al entrar en la casa, se veían esparcidos por todos los rincones de aquel salón, así, la estantería estaba prácticamente vacía, todo lo que se guardaba en ella (alguna foto, los mencionados libros, una mediana colección de CDs de la que hacía gala siempre que podía...) se hallaba en esos momentos en el suelo, completamente desperdigado. Aquello, desde luego, no entraba en los pensamientos de nuestro protagonista como parte de una noche salvaje.
Poco a poco iban llegando a su cabeza pequeños flashbacks en los que se mostraba parte de lo que había ocurrido la noche anterior. Se sentó en el sofá (la única pieza del mobiliario que no había sido alterada) y se propuso hacer un esfuerzo para intentar recordar qué había pasado esa última noche.

 - Conocí a aquella mujer en el bar donde me estaba tomando unas copas esperando a Carlos y Alberto - Repetía en voz alta después de que los recuerdos fuesen pasando por su cabeza -. Era una chica muy guapa y aparentemente estaba sola en la barra, aunque por su lenguaje corporal se deducía que podía estar esperando a alguien. Aún así, me acerqué. Recuerdo tener una conversación agradable, en efecto estaba esperando a unas amigas, que finalmente la dejarían plantada. Lo único que mi mente puede evocar después de la escena del bar es estar subiendo completamente bebidos a mi apartamento.

A la vez que intentaba realizar el esfuerzo necesario para acordarse de todo lo posible y encontrar explicaciones razonables al estado de la casa, se paseaba frenéticamente por la cocina, el salón y su dormitorio, hasta que se dio cuenta de que el sobre donde tenía guardado el dinero para pagar lo que debía a su casero de una vez por todas había desaparecido.

 - Joder, quien me mandará traer a desconocidas - maldijo.


En ese sobre había tres mil euros, lo suficiente para pagar lo que debía del alquiler e intentar comprarse un coche de segunda mano, que necesitaba desesperadamente si quería encontrar trabajo y dejar de llevar esa vida de holgazanería.

Estaba bien jodido, ese dinero se lo había prestado su amigo Carlos para sacarle del apuro, y ahora se encontraba en un agujero del que difícilmente saldría. 

En ese momento se metió por primera vez las manos al bolsillo del pantalón utilizado la noche anterior y vio un número de teléfono y una dirección.

 - Bueno, creo que antes de tenérmelas con el casero, no pierdo nada yendo a esta dirección para saber si esa mujer era más tonta de lo que parecía - se dijo a sí mismo.


La verdad era que ni siquiera recordaba el nombre de la dichosa mujer, pero su cabeza le decía que tenía que agotar todas las vías posibles antes de que esa persona bajita y con nariz de águila le diese la definitiva patada de su casa. De esta forma, se dispuso a salir de allí en busca de respuestas.
 

 


miércoles, 14 de noviembre de 2012

Pie Forzado

Una vez había terminado su jornada de trabajo, y como cada jueves, Wilfred escapaba de esa ciudad que para él no era otra cosa sino una cárcel de asfalto, rascacielos y suciedad. Odiaba la monotonía que imperaba en su día a día, y todos los fines de semana del año, casi sin excepciones, se exiliaba en esa casita construida con el sudor de su frente hacía relativamente poco. La idea era perfecta para él: por unos días conseguía cambiar radicalmente aquella vida que le estaba matando poco a poco, y podía dedicarse a lo que realmente le gustaba, y más en un día tremendamente tormentoso como era aquel en el que había llegado, relajarse tranquilamente en ese cómodo sofá que adornaba el salón, y leer, ya que, como siempre decía nuestro protagonista: siempre imaginé que el paraíso sería algún tipo de biblioteca.

Como digo, ese jueves en especial le había resultado hasta peligroso llegar a la casa situada prácticamente al borde del acantilado, a través de la intrincada y sinuosa carretera. La lluvia arreciaba de una forma que pocas veces recordaba y su ya antiguo todoterreno ofrecía demasiada resistencia.

Una vez estaba reposando ya dentro de la casa, y observando desde la ventana como parecía que el mundo se iba a acabar esa misma noche, se sumergió en sus pensamientos, como le solía ocurrir con pasmosa asiduidad, y lo primero que le vino a la cabeza fue cuando, aquella misma semana, su jefe le había visto leyendo el periódico en lugar de trabajando en el ordenador realizando esas aburridas tablas de contabilidad. - Me echó una de esas miradas que se reservan para los idiotas de cuarta categoría, pensó Wilfred ante la cara que había puesto su superior cuanto le había cogido en algo radicalmente distinto a lo que debería haber estado haciendo. Pronto despertó de su letargo y se acomodó en el sillón para leer, como solía hacer.

martes, 6 de noviembre de 2012

Juana Castro

Esta vez, tras la charla de Marta Leonor, nos recibió otra poeta, si cabe más famosa e internacional que la anterior. Se trata de Juana Castro, nacida en Villanueva de Córdoba (Córdoba) en 1945, y que posee multitud de premios y distinciones a su trabajo como poetisa, entre los que cabe destacar el Premio Juan Ramón Jiménez (1989) o el Premio Nacional de la Crítica en 2010.

Desde el primer momento la charla me llamó la atención, porque no era solo Juana Castro la que se encontraba allí, sino que había otra autora, Noni Benegas, que se dedicaba a presentar la vida y obra de la autora de una forma bastante particular. Así, yo destacaría varios momentos a lo largo de la charla. El primero de todos, aquel en el que a través de seis historias de su propia biografía, la poeta nos presenta seis diferentes fragmentos sobre su vida, seis imágenes que, por decirlo de alguna manera, la llevaron a empezar a escribir y a que surgiera en ella el gen de la poeta. En estos pequeños flashbacks sobre su vida vemos situaciones tan diferentes como una boda, unas mujeres cosiendo a las que les gusta especialmente que la niña (Juana) les lea, o subiendo un camino con sus padres, en el que estos deciden que la niña tiene que ponerse a estudiar.

Nos reveló también, por otro lado, como surgió en ella la vena del feminismo, del conflicto de género, el cual es uno de los principales temas al que recurre siempre que puede en sus poemas. Según sus propias palabras, ya desde muy pequeña se daba cuenta y se preguntaba a sí misma porqué era la mujer la que tenía que encargarse de casi todo en la casa, por poner un simple ejemplo.

Además, y esto es lo que más destacaría de la charla-conferencia, nos dijo, a partir de la pregunta de una compañera, cómo llevaba ella a cabo la creación de cada poema. Para ella es muy importante conocerse a sí mismo, y saber qué momento del día es el adecuado para que tu mano trabaje al son de tu mente; junto con esto, nos comentó que se ayudaba en ese momento con imágenes o música, lo que para mí también puede resultar muy útil a la hora de que surja esa creatividad.

Así que, como colofón a esta opinión/resumen sobre el taller de Juana Castro, sólo me queda decir que me pareció interesante, es una mujer que derrocha sentimiento por los cuatro costados, y el hecho de que se nos fuese introduciendo la charla con algunos de sus poemas (destacaría por encima de todos el del potro blanco), provocó que particularmente a mí, la hora y media se me hiciese bastante amena.

Por último, he querido mostrar aquí un poema de su primer libro, Cóncava mujer (1978), que muestra a la perfección una de la razones de su poesía, para reivindicar el papel de la mujer: Dice así:

Cenicienta esperaba.
Las muchachas regaban cada día
los frágiles cristales de su himen.
Blancanieves dormía.

Al galope
un azul redentor doraba la espesura
y la Bella Durmiente erguía su mirada.
Las vestales danzaban. Y las viejas mujeres,
en las noches de invierno,
derramaban sus cuentos de guirnaldas,
de besos y de príncipes.
Era largo el cabello, eran frías las faldas
por las calles de hombres.
Las fotos de las bodas
irradiaban panales de violines
y era dulce ser cóncava
para el brazo tajante y musculoso.


martes, 30 de octubre de 2012

Charla Marta Leonor

La pasada clase de escritura creativa recibimos una charla de una poeta procedente de Nicaragua, Marta Leonor González, muy reconocida en su país, no tanto por las obras que ha sacado a la luz, sino por el tema de las mismas, y con esto quiero empezar mi opinión sobre su "conferencia".

Desde el primer momento se apreciaba que la autora intentaba transmitir a toda la clase una especie de espíritu que nos ayudara a comprender lo que para ella significa la poesía y que así, de algún modo, las personas que la escuchábamos sintiéramos lo mismo que ella, nos inmiscuyéramos en su mundo de poeta, lo que terminó de demostrarse con una situación un tanto curiosa que procederé a comentar más adelante.

La parte de la charla que me pareció más interesante y que merece la pena destacar es el principio de la misma, en la que la poeta nos contó la importancia que para los poetas de su generación ha tenido la historia de su país, en especial una dictadura, de 1934 a 1979, conocida como Somocismo, y que desde luego marcó el carácter de los escritores del país, al haberla vivido tan de cerca. Desde luego, ella es una gran protagonista si hablamos de lo que puede llegar a marcar la situación de un país en el carácter de la persona, y, como consecuencia, en sus escritos, no en vano Marta Leonor es conocida como "la poeta de la ira", por el fuerte sentimiento y fuerza que transmiten sus escritos, aparte de la tematología que trata.

En cuanto al tema que más nos interesa, el de la poesía sin más, llevó a cabo varias afirmaciones sobre lo que en su opinión es un poeta. La que me llamó la atención sería aquella que, sin acordarme exactamente de las palabras exactas que utilizó, viene a decir que para ser un poeta no hay tanto que tener un gran talento como una gran capacidad de esfuerzo, sacrificio y superación. Respecto a esta afirmación me gustaría comentar que, si bien la capacidad de trabajo y esfuerzo, como todo en la vida, es realmente necesaria para evolucionar, sí que se necesita "algo" que te diferencie de los demás para hacer alguna obra que marque la diferencia por ejemplo.

Por último comentar que la poeta acompañó su exposición de diversos vídeos, siendo especialmente interesante aquel en el que se podían leer distintas frases de poetas reconocidos definiendo lo que para ellos era la poesía. Como opinión más generalizada sobre la charla, tengo que reconocer que se me hizo en algunos momentos somnífera, fue demasiado intermitente, con momentos interesantes, como el principio ya destacado que quizá me interese a mí en especial por ser estudiante de historia, y momentos más aburridos, como la segunda hora, bastante pesada a mi parecer. Como anécdota, destacar el momento en el que, cual cantantes de gospel, nos hizo ponernos en pie y autoanimarnos, con abrazos a los compañeros incluidos. Sinceramente creo que esta parte sobraba.


A continuación voy a copiar un poema que, observando la obra de la autora, me ha gustado en especial:

No está

Qué de mí
si en mi cama se extiende
enrollada en mi cuello
absorta de delirios
con sus esmeraldas me mira.
No es el ungido escorpión
en el lecho entre horas,
no está. Se retuerce
me ataca con el flagelo
de su cola.
Escamosa va 
repta, serpentea
fluctúa en serpentín
y en retroceso arremete
en azotaína con artilugios y añagaza.

martes, 23 de octubre de 2012

Imagen

Juan se encontró con Fabianna, como habían acordado, a las 15:00 en el Paseo de la Estación. La bella brasileña acudía radiante a la cita, como casi siempre: vestía unos pantalones vaqueros que hacían juego con una bonita camisa azul, y unos pequeños tacones que resaltaban su esbelta figura. Casi igual a como había acudido a esa primera cita, de la que justo este día hacía un año.
El chico le llevaba proponiendo desde hace un tiempo que fueran a un restaurante que se acababa de abrir en el centro de la ciudad. Sus amigos le habían hablado muy bien del sitio y él estaba deseando aprovechar la mínima oportunidad para acudir.

Así pues, entraron y lo primero que se encontraron ya les llamó muchísimo la atención: se trataba de una especie de salón de tamaño medio, cuya decoración destacaba por lo recargada que era, lucían cabezas de animales como toros o ciervos disecadas, y el poco espacio que dejaba esta grotesca imagen en la pared central era rellenada por cuadros de dudoso gusto. A los lados la cosa no mejoraba, ya que aparecían varios carteles gigantes con publicidad al estilo americano, muy toscos y que no tenían nada que ver con  la personalidad del restaurante, que parecía más bien de comida variada, como después comprobarían al leer la carta.

Poco cambió la opinión de los dos protagonistas mientras continuaron en el restaurante. Para empezar, fueron atendidos tarde y mal, parece ser que el número de personal no era el adecuado, entre otras cosas porque sentían como no eran ellos los únicos que se estaban sintiendo mal atendidos y cuya cara expresaba que no lo estaban pasando como pensaban en un principio. En ese momento Juan se acordó de lo bien que sus amigos le habían hablado del restaurante: - Ya verán cuando les coja por banda, expresó ligeramente hastiado. - Igual es simplemente un mal día, mencionó Fabianna.

La comida terminó al menos de una forma que palió en cierta medida el resto del tiempo pasado en el interior del restaurante, ya que el postre, la especialidad de la casa, consiguió mejorar todos los platos anteriores.
Aún así, Juan y Fabianna tenían claro que no iba a ser ese un lugar al que volver para tener una comida tranquila y agradable.

domingo, 14 de octubre de 2012

Personaje

- ¿Dónde ha nacido? En Belfast (Irlanda del Norte)

- ¿Qué tipo de familia ha tenido? Se trata de la típica familia de Irlanda del Norte, humilde y trabajadora, que ha tenido que trabajar duro para salir adelante.

- ¿Sus padres le querían? Sus padres fueron en todo momento un ejemplo para él, le dieron todo lo que estaba en sus manos, sin embargo, diversos conflictos significaron el fin de las relaciones con su padre.

- ¿Qué calificaciones sacaba en el colegio? Sus notas como alumno eran medias, no destacaba, se puede decir que tenía más capacidad de la que mostraba.

- ¿Qué libros leía de pequeño? De todo tipo, en especial novelas de autores ingleses del siglo XX. 

- ¿Cómo es físicamente? Alto, desgarbado, su origen irlandés se ve fácilmente debido a un pelo rojizo que destaca sobremanera. Suele dejarse barba.

- ¿Siempre ha sido igual o ha cambiado mucho con los años? Las experiencias que ha tenido de joven han ido marcando su carácter, que ha cambiado bastante con el paso de los años.

- ¿Cómo son sus ojos? Sus ojos son de un color castaño claro, grandes y profundos, resulta complicado aguantarle la mirada por mucho tiempo.

- ¿Tiene defectos físicos? Destacables, de ningún tipo.

- ¿Tiene traumas psicológicos? La coyuntura social de la que tuvo que ser partícipe por el simple hecho de vivir en Belfast le ha dejado grandes marcas psicológicas.

- ¿Qué religión practica? Es protestante, y más concretamente sigue la rama del presbiterianismo.

- ¿Está casado? Y si es así ¿con quién? No está casado.

- ¿Tiene represiones sexuales? ¿Cuáles? No tiene ninguna clase de represión sexual.

- ¿Sus viajes son largos o cortos? Largos, no en vano suele cruzar el océano cada vez que coge un avión.

- ¿Cómo va vestido? Normalmente no se complica demasiado, y elije unos pantalones vaqueros un tanto desgastados, unas zapatillas cómodas y una camiseta holgada.

- ¿Qué color es su preferido? El negro.

- ¿Qué le gusta comer? Le gusta mucho el pescado, quizá por haberse criado en una comunidad que tiene el mar como referente. Sin embargo, la comida típica irlandesa no le atrae.

- ¿Qué música escucha? De todo tipo, sus preferencias se centran en el rock y estilos derivamos de éste.

- ¿Baila? ¿Qué? Nunca se ha sentido atraído por el baile.

- ¿Es una persona apasionada? Es más bien frío, le cuesta mucho mostrar sus sentimientos a otras personas.

- ¿Qué busca en la vida? Nada especial, simplemente encontrar un trabajo estable y una mujer con la que formar una familia, ninguna de esos dos objetivos los ha encontrado hasta ahora.

- ¿A qué persona quiere más? A su madre, sin lugar a dudas.

- ¿La gente le quiere? No tiene muchos amigos, pero los que tiene son desde luego grandes personas que le valoran como es debido.

- ¿Huele bien? Aunque no hace mucho hincapié en su higiene personal, sí, huele bien.

- ¿Hace ejercicio? ¿De qué tipo? Hace ejercicios caseros, como flexiones, para no perder la forma del todo, al no poder dedicarle más tiempo al deporte debido al trabajo.

- ¿Es melancólico o risueño? Es una persona melancólica, le cuesta socializarse.

- ¿Cuál es su animal preferido? El perro, a lo largo de toda su vida ha ido acompañado de uno de ellos, y tiene un especial recuerdo por el que tenía de pequeño en Irlanda.

- ¿Duerme bien? Descansa bien, duerme lo justo para estar descansado de cara al trabajo, le gusta acostarse tarde.

- ¿A qué hora se levanta? Se levanta cada día a las 8 de la mañana.

- ¿En qué trabaja? Es taxista, un trabajo que le agota, pero del que goza bastante.

- ¿Cómo se gana la vida? El trabajo de taxista no le da para vivir nada holgado, y en ocasiones se ve obligado a realizar actos delictivos para conseguir un dinero extra.

- ¿Cómo acabará su vida? Nunca conseguirá sus objetivos, los de establecerse de una forma definitiva, cambiará su residencia en bastantes ocasiones; se da cuenta de que es una persona que no puede quedarse en un mismo lugar por mucho tiempo.



Henry nació en Belfast en 1970, en el seno de una humilde familia protestante, y en uno de los barrios más decadentes de la ciudad, entre medias de serios conflictos sociales, debido a que para entonces el IRA o Ejército Republicano Irlandés estaba en su mayor apogeo. Su padre trabajó durante toda su vida en el astillero, mientras que su madre regentaba una pequeña tienda de barrio. En su casa esa lucha independentista caló de una forma muy honda, y a medida que nuestro protagonista iba madurando e iba viendo  el decadente futuro que le esperaba si se quedaba allí se iba dando más cuenta de que tenía que escapar de esa realidad sí o sí. A la edad de 20 años, en cuanto hubo acabado sus estudios, y con la reprobación de su padre, cogió uno de los aviones que cruzaban el charco y emigró a América. Allí tuvo bastante suerte, ya que conoció a numerosos irlandeses que habían tomado su misma decisión y que en un principio le acogieron, durante los primeros meses de su aventura. Se estableció en la ciudad de Boston, y allí pronto comenzó a ejercer como taxista, un trabajo perfecto para él, ya que no necesitaba de ninguna formación previa.